viernes, febrero 09, 2007

Escribo luego existo

Hoy que ha nacido el tiempo de escribir, me animo a lanzar la tinta al papel y dejo de sembrar orquídeas asesinas en este renacer creciente de las noches en vela.

Te escribo mientras tú te dedicas a construir con tus manos en la superficie de ese material denominado papel. Miras, asombras, percibes mentalmente la cifra o la reflexión y arrojas colores bellos que sólo salen de tus neuronas.

No digas nada, tú sigue en tu que hacer intelectual de los números o la reflexión numérica de algoritmos. Sigue leyendo la nanotecnología correspondiente a este momento científico de la existencia diminuta. Tu cabello sigue cubriendo tu rostro. Mientras mis labios no entienden el escaso deseo que pueden tener lo tuyos de los míos. Pero no importa me encanta destrozar desde la distancia el tiempo, ese que no existe, y que delimita mis escritos con los tuyos entre la sin razón y el desenfreno hormonal de la testosterona, y que saborea silenciosamente el seco beso que me negaste la última vez...

Veo tu rostro y sigue siendo el mismo espejo artificial de la ternura. Entre esta pantalla y yo sólo existen jeroglíficos hermosos. Tus manos se ven plasmando un verso o un beso, un número o una letra. Yo desde esta pantalla deseando ser papel o simplemente un número que sale de tus lindas manos mientras tus pechos son para mi el prohibido deseo de mis deseos.

Tanto en el cielo azul como en el verde del monte solo veo lámparas, sempiternas luciérnagas que iluminan tu rostro azul y blanco de tus ojos. Te amo tanto que sólo existo mientras no existes. La materia es parte de ti y esa te hace hermosa, fiel, sensual y hasta exquisitamente atractiva a mis caricias. Sin embargo y en silencio mis manos flirtean a propósito del desengañado onanismo y otros espermatozoides muertos irrumpen estoicos hacia el vacío. Anhelan tu cuerpo y tú dilapidando entre papel y papel un beso, ese que se niega a caer definitivamente en mis labios. Tus labios, esos que se niegan a sentir los míos que sensualmente buscan los tuyos. tu lengua que vilmente se marcha o se esconde por no sentir la mía y jueguen el juego eterno del deseo, de las caricias que hagan vibran los cuerpos, el tuyo y el mío. Las manos, las uñas, tus manos tus uñas pasando por mi rostro ajeno el que te anhela. Te quiero tanto, luego existo, que me estaría escribiendo por ti tanto pero tanto que no dejaría el alba ni el ocaso para resistir en la brega diaria de la escritura.

En mi habitación, en esta habitación sólo existes tú, desnuda, vestida. Mas vestida que desnuda. Existes, luego escribo. Desnuda y mi manos ansían de ahíto y pasar por tus caderas, por hombros, por labios... como por tus pechos, por tu ombligo como por tus piernas. Eres tiernamente inalcanzable a ellas. Eres hermosa y azul, roja como celeste hermosa. Como reluciente tus senos que me invitan a morder tus labios o a desearlo... estas ahí. Te veo ahí, estas luego existes, escribo y existo.

Me limita esta pantalla o los jeroglíficos que haces. Me limita la distancia y no puedo alcanzar tus senos. Me limita este cristal inoportuno para sentir realmente que tu piel es como la mía, mas clara pero igual, siente, percibe, suda, se excita y tiembla cuando pasan mis manos por tu cintura. Por caderas y en el centro. Tu piel como la mía sudorean de tanto deseo imaginario, a veces inicuo y enfermizo, otras inocuo luego existo.

Pero inalcanzable al pronóstico de mi tiempo y de tu tiempo. Solamente el deseo de tenerte enciende mi pasión. Solamente el deseo de tus besos enciende en mí otros besos. Y pienso, pienso y tú cruzas los brazos, me miras, te alejas y dulcemente me vuelves a ignorar... te marchas, y otra vez, te marchas y yo deambulo. Otra vez deambulo y no me queda mas remedio que anular mi tiempo y te imagino firmemente desnuda. Acaricio tu cuerpo, tus labios, tus ojos, tus orejas, tu piel me invita a desnudar de la nada, tu cuerpo. Flotas en el aire, deambulas en mi habitación levitas tendida desnuda y no te alcanzo.

Cuando imagino tu cuerpo bajo el mío como encajando nuestros cuerpos, desapareces, te esfumas y yo me irrito artificialmente en esta habitación, luego existo. Cuando el placer se esta convirtiendo sencillamente en pasión, escribo, luego existo. Cuando a punto estamos de entregarnos, tú me abrazas, nos abrazamos desnudos, luego existimos. Cuando estamos a punto de sentirnos; yo dentro de ti, y tu sentimiento dentro de ti abrazándote. En ese preciso momento cuando el ritmo es práctico y rítmico, jadeas y yo me entrego, luego existimos. Cuando estamos sintiendo el rugir tenue del arrullo decrescendo desapareces de mis brazos, te esfumas y te esfumas una y otra vez. Así todas las noches una vez al mes, luego existimos. Cuando tu deseo, mi deseo se hacen presencia ajena a mi existencia, as lámparas se van apagando lentamente. La oscuridad se asoma sutil, áspera, mientras las luciérnagas vuelan se marchan una a una... se alejan dejándonos otra vez solos.

Dame tu cara, no te vayas. muéstrame tus labios. tus ojos. muéstrate mientras escribes. Desnuda tu alma, haz que me sienta desnudo frente a ti. Haz que me enloquezca con tus labios o que me irrite tu desdén. Haz que solamente estemos tú y yo. Escribiendo luego existimos. ¿O es al revés?.

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