En la ciudad
relámpagos
ilumina,
la soledad,
la oscuridad
del asfalto.
Duermen confiados
casi escépticos,
los roncadores
del trabajo.
A eso de las cinco
Ring, ring, ring
irrumpe la tranquilidad
de otra madrugada,
acribillando tímpanos
dos, tres cuatro cinco
y vuelven las cifras
recónditas maldicientes
de otro día
que empieza
mientras el humo
perfora en silencio
la pulmónica
contaminación
de dos tres cuatro cinco
segundos
la ciudad ha
despertado.
I
Hojas muertas
Derriten su inquietud
Bajo el asfalto
Seco y rotundo
Hojas que lleva
El viento
En su infinita
Soledad
Volando bajo
El sol...
De este
Universo
moribundo.
II
Camino
entre
edificios
piernas
manos,
y ni una
voz que alegre
mi camino.
III
Vivimos con
miradas que
se pierden andando
lo imposible,
tristeza
en los ancianos,
bosquejos de una soledad
que refleja la sociedad
del primer mundo.
(Ja, ja, ja, ja, ríe el demonio
en algún lugar de su averno)
mientras inocentes
caen sus brazos.
IV
Hasta cuándo
seguirá
mostrándonos
su insensibilidad
esta sociedad
que vive, palpita,
precisamente
de nosotros.
V
Nadie nos
Ha mostrado
En este silencio
Poemario
Qué es el futuro.
Quién tiene futuro.
VI
Silenciosos
mueren
obreros
la savia
perfecta
de una vida
en cautiverio.
Pero viven
Palpitan
Sufren,
Celebran
en la ciudad
en cualquier
ciudad del
mundo.
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Hace 4 años