Las serpentinas que caían en la sala
no bastaban para olvidar lo
sucedido hacía un año
en las calles del barrio.
El sol calentaba como de costumbre
y los versos anunciaban la noche anterior
con los hálitos del cielo la tempestad que se aproximaba
Se marchó temprano dio un beso en la frente a su mujer
cogió, por última vez, en los brazos a su hijo
aunque él no lo sabía.
un abrazo, un beso, una caricia
se marchó, cogió el coche
miró por el retrovisor a los dos
que se despedían alsadas las manos
Esa imagen era la que iba a quedar para siempre
mientras cerraba los ojos, y apretaba
los dientes del dolor que le producía la policía
en los calabozos de américa latina.
Siguieron las serpentinas y regalos
cumpleaños feliz y más cantos, palmas...
miércoles, noviembre 02, 2011
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