Quienes estábamos allí
teníamos las manos llenas de versos
algunos eran cortos otros extensos
hasta las flores - que no habían -
aparecían de la nada.
Un poeta enfermizo
se arrodilló frente a la nada
y recitó uno de sus versos, el más pueril.
Poetas varios rezaron sus versos
y más de uno insinúo mi cobardía
en mi poesía que no aún no estaba escrita
mi silencio era el cobarde
no mi poesía - dije -.
Una poetiza sin nombre
apareció me desabrocho la palma de mi mano
y salieron versos
díjomecon voz suave,
- si le vas a decir algo dícelo
si no guarda silencio pero escribe - .
De los poetas presentes
sólo uno sonrío y sí,
era ella con cuerpo de hombre
que me insinúo mi cobardía,
pero ella no estaba allí.
Mis versos son solamente
sentimientos que afloran cuando tú
que vienes a mi, lees,
pero los poetas, ellos, sí escriben poesía
yo intento que mis versos sea sólo eso.
Al terminar mis versos
nadie en el bar oía tu poema
ellos, fumaban, fuera,
y yo que no fumo, leía entregado a ti
la poesía que te había escrito
a la mañana del día después
de haberte conocido...
- lo que hace el cigarrillo - pensé.
Cuando te declaraba mi amor
un soneto y medio
nadie oía, ni tú, ni tú, ni tú.
24 de marzo 2010
miércoles, abril 06, 2011
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