Yo apuesto por que sigamos jugando a ser sinceros. Sé que la distancia es algo que nos conmueve las entrañas cuando no estamos juntos. Y que desciframos el silencio con el taciturno arreglo de las oropendolas.
domingo, mayo 10, 2009
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Ganarías, poeta, la apuesta y el obstáculo de la distancia, en medio de ese maravilloso silencio indescifrable al que te referís.
ResponderEliminarUN ABRAZO
siempre ser sinceros, siempre...
ResponderEliminaraunque la sinceridad a veces duela...
sinceros en lo político, en lo amoroso, en lo que nos gusta y en lo que no...
ser sinceros con el compañero y con la gente, ser sinceros cuesta... y la tentación de no serlo es grande...
pero cuando la distancia conmueve hasta las entrañas entonces la sinceridad surge hasta el llanto mismo... y las oropéndolas vuelan llevando con ellas la ilusión de estar cerca...
en mi tierra no hay oropéndolas ni gaviotas...
más humildes, más sencillas, más pequeñas, son las golondrinas quienes vuelan llevando hacia el horizonte el beso, la caricia y la ternura...
un abrazo grande amigo, y un beso, sobre las alas de las golondrinas migrantes...
Y yo apuesto por lo mismo.
ResponderEliminarUn besito con cariño.
Yo apuesto porque seamos sinceros, juguemos o no. Y pido para que la distancia física no separe los corazones razonablemente unidos o irracionablemente entregados. Y por último, apuesto, pido y deseo que la mangosta se sacie antes de llegar a consumirlo todo.
ResponderEliminarUn abrazo.