miércoles, junio 07, 2006

sueños

sueños

En este día que no sale el sol, se ha vuelto oscuro el entusiasmo y del verde que desprende el sueño, salen nubes que se vuelven oscuras, mientras mi cuerpo se eleva y se deja llevar por el viento. Alguien se me acerca por el lado derecho y no adivino a ver quien es... al pasar sobre mi piel una de sus plumas, me estremece la caricia y de inmediato se me ha cubierto la piel de espinas. Se ha incrustado en mi piel el invento hormonal de los que no dicen nada. Al cabo de unos segundos el marchante se aleja como llegó... mi cuerpo se ha vuelto mas dócil, y veo de lejos, mi cuerpo, cómo de él, se me esta cayendo el alma a pedazos, pero lo he sentido en ese momento del sueño, porque se me empezó a caer hace dos noches y ahí esta cayéndose poco a poco. Cuando se me cayó la primera parte -o una porción de ella- la mas pequeña e insignificante, no me di cuenta. Me empecé a percatar de que mi alma se hacía añicos cuando vi que en la mesa de la lectura había un trocito de ella derritiéndose sobre unas de mis cuantas páginas que acababa de leer y vi un charco invisible, al principio pensé que podría ser agua la que se me había desparramado sobre los libros y el papel, pero por mas que limpie, las páginas seguían mojadas, les pasé una y otra vez el secador y nada... húmedo.

Entonces y cuando vi que no se secaba empezó a caérseme otro pedacito de mi alma, vi cómo ese pedacito se deslizaba por mi brazo haciendo gotitas por el codo... mi mano izquierda empezó a sentir un temblorcillo, de esos que hacen cuando tu mano, de cansada tiembla, pero ella no estaba cansada, me di cuenta, ese momento, que algo me estaba pasando. Eso fue hace dos días y hoy ya puedo decir que es mi alma la que se cae... y ¿si me quedo sin ella? Quién le va a decir que existo. Quién le va a decir que soy yo. Quién le va a decir que el que tenía alma hoy no tiene. Y que se ha vuelto mas mezquino y egoísta. El sueño se rompió en pedazos cuando oí su voz y me dio un beso. El alma la tenía ella en sus manos. Y la colocó en mi frente con un beso de los que jamás se olvidan.

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