viernes, julio 24, 2009

Viviendo tus recuerdos

Las calles, los árboles,
las aceras, los olores
son como las historias
que no se cuentan
pero siempre están ahí.

Nos acarician, nos cuentan
nos recuerdan
que en nuestras manos
hay algo de ellos que aún
percibe su existencia.

Y
que en nuestra memoria
ellas, las calles,
ellos, los árboles,
ellos, los olores...
se han quedado
con nosotros a pesar de
la distancia y del tiempo.

Vayas donde vayas,
vivas donde vivas
algún exilio gratuito y cobarde
que hizo su presencia a
altas horas de la mañana
seguirás estando ahí
con ellos en tu pies.

El recuerdo no es más
que el tiempo que se ha quedado
guardado en algún
resquicio ventanal
de nuestra memoria...
Vayas donde vayas,
los árboles, las aceras,
las calles, los olores
seguirán tus pasos
viviendo tus recuerdos,
y en el exilio.

miércoles, julio 08, 2009

¿Y, para que luchamos?

¿Para que sirven las derrotas?
para levantar la cabeza
todas las veces que haga falta.

¿Y para que sirve levantar la cabeza?
para saber que todavía existimos
y que la dignidad no está rota.

¿ Y para que sirve la dignidad?
para que sepan que seguimos
siendo nosotros, los que luchamos
por nuestras ideas.

¿Y para que luchamos por nuestras ideas?
para transformar aunque sea un poquito
este mundo en el que nos ha tocado vivir.

¿Y para que queremos cambiar este mundo
en el que nos ha tocado vivir?
para que nuestros nietos tengan
lo que nosotros debemos cuidar
para que llegue a ellos, por lo menos
lo mucho que tenemos.

El demonio cerró la bolsa que tenía en sus manos, y dejó caer las monedas de plata y oro que quería darme a cambio de mis sandalias. Le dije que prefería andar descalzo si quería mis sandalias. Pero, se río, y mucho. Las carcajadas despertaron a mis hijos... pero se marchó por donde vino, dando saltos por los tejados. Saltaba y saltaba, mientras se oían caer por los tejados las monedas infinitas que llevaba en la bolsa de piel... abajo, personas con trajes oscuras y corbatas recogían las monedas, y también saltaban de alegría por sentir el peso del oro y de la plata en sus manos...

Mientras unos cuántos celebraban su entrega. Otros, millones se acercaban a mi casa y la casa de mi vecino que tampoco había aceptado las monedas. Mi amigo, otro amigo, también cerraba la puerta mientras en su casa su hermana servía comida a millones que necesitaban comer. -algo es algo - pensé. - pero no es la solución - volví a pensar. Al lado de ellos habían peces, panes, tortillas; arroz, frijoles..., libros, libros, libros... leían, comían y luchaban con algo que tenían en sus manos, que no pude distinguir por la claridad del sol que iluminaba sus mejillas y su dignidad.

Amaia, mi amiga que no conozco, y que no hacía mucho, había marchado al Perú, de vez en cuando miraba los pies descalzos de millones de niños y comprendía también, que las casas son necesarias.., ella sabe cómo hacer esas casas y sonreía al leer estas líneas. Mentras los caminos, las veredas y los ríos llevaran la dignidad en la mirada. Por algo se dice que realmente hay utopía, y también hay cabrones que se dejan seducir por unas cuantas monedas de plata y oro.