domingo, noviembre 29, 2009

Mientras llegas

Sentado en el desván el poeta
meditabundo se reparte entre el
si y el no de una coma.
Dónde tiene que estar, si va.
Mientras el cigarro desaparece
entre el silencio y el no fumar.

El poeta piensa, solo
en la mesa escribe un verso
una palabra, y vuelve a pensar.

El poeta díscolo, piensa
y se desvanece el tiempo entre
páginas blancas y un lápiz
que parece indeciso en sus manos
y escribe mientras las palabras
aparecen como por arte de magia en el papel
se imagina que le leen pero él
escribe mientras piensa, solo.
sigue solo piensa solo y escribe solo

jueves, noviembre 26, 2009

Mañana

Mañana si me lees, será demasiado tarde.
Mañana si me dices lo que sientes, será demasiado tarde
Mañana si me escribes, será demasiado tarde
no para ti, será demasiado tarde para mi.
Entre tú y yo hay tiempo suficiente como para saber que
mañana si te decides a dirigirme tu amor, será demasiado tarde.

El loco

este poema es por ti, aunque no lo creas...


¡Oh! soporte existencial de la oropéndola
podrás ser más explicita ahora que me mueve
de un sitio a otro.

Ahora que despierto con los brazos abiertos y los ojos tiernos
y que no necesito acariciarme el rostro ni los ojos
para saber que sigo vivo en estas cuatro paredes;
que no necesito robarle al tiempo buena cara
para saber que las tres de la mañana son las tres de la mañana;
O que sigo siendo yo y mis circunstancias a pesar
del tiempo que llevo en la comedia
partiéndome de risa sin saber que no sé que vivo
y que sigo escribiendo por el hecho de saber
que tú me lees anónima y
que me vuelves loco, loco, loco.

miércoles, noviembre 25, 2009

Deseos

Quién tuviera el campo en sus manos
la hiervas, las huestes de un ritual ancestral.

Quién las flores, los aromas, las mariposas
las luciérnagas para iluminar tu rostro en la noche.

Quién tuviera en sus manos los versos,
los arroyos, las caricias de tus manos para ahuyentar
esa necesidad silente de tenerlas.

Quién tuviera el viento, las nubes, la lluvia
para hacer que la vida no fuese
un sueño apocalíptico del que apostillan.

Quién pudiera ser arrojo solás y salir de noche
de día, a todas horas a escudriñar tu cintura
y hacerte cosquillas en tu vientre.

Quién tuviera el placer de tus labios, de tu sonrisa
o las caricias de tu piel que se desliza tiernamente sobre la mía.

Quién tuviera el soplo de una hoguera y
que en invierno deposite la felicidad del calor en los que no la tienen.

Quién tuviera no el amor pero si la sabiduría para
que en vez de leer escritos ajenos leyeras los míos
que apócrifos marchitan escondidos esperando tu visita.

Quién tuviera el parpadeo de tus ojos, el mirar de tu sonrisa,
el cerrar tierno de tus ojos cuando duermes
o tener el pijama que ahuyenta soledades
y dormir a tu lado henchido
de ronquidos que carician a un oído.

Quién tuviera tus labios, tu sabiduría, tu inteligencia
para hacer de la vida y de este mundo
un sitio más justo, generoso donde
todos vivan en una misma casa, sin titubeos.

Quién tuviera, sencill(a)mante, tu todo...

lunes, noviembre 23, 2009

Oda a nadie

Oíd ahora el relato triste de una luciérnaga
vuela a ciegas a plena luz del día.
Oíd el clamor de un espantapájaros a plena luz
que no espanta más que mariposas
Oíd ese llanto que sale del fondo de una madriguera
que arrebatadas están sus hitos esta mañana.

Acercaos y veréis que nada es lo que parece
si creéis en los ángeles no veréis jamás las nubes
pero si creéis en vosotros mismos
veréis, además de las nubes, a dios, si que existe.

Acercaos amigos míos y subamos las escaleras
que nos lleven a donde termine el insensato
horizonte de las mentiras...
Acercaros a los dientes medianos de un hipopótamo
y descubriréis que nada es lo que parece.

Oíd pues ahora que estoy a punto de decir la última palabra
Oíd cómo cae la lluvia en este otoño y roza mi cabello
Oíd escrupulosos el latido de mi corazón para que os quedéis
con los brazos abiertos al amanecer de este mediodía.

sábado, noviembre 21, 2009

Es tan clemente el tiempo

A

Es tan clemente el tiempo
con las rocas que parece estar
siempre inertes a su paso.

Las hojas que caen de los árboles
brotan azules con el tiempo
caen del árbol y llueven con
lágrimas que parece brotar del suelo.


B

La justicia es sencilla pero tan
difícil de apreciar
si miras al Sur o Norte
verás que ella no es real
en algunos sitios...

Es tan clemente el tiempo
que por más que quiera
acariciar tu rostro
sólo me encuentro con átomos
que vuelan por doquier.

C

Ya no juego a ser el mismo
sigo sin entender a qué huele tu perfume
sigo sin saber a qué sabe tu silencio
sigo sin saber cómo suena tu voz a medianoche
sigo sin saber a que sabe tu piel
que desnuda vacila con la mía a medianoche.


A

Es tan clemente el tiempo
que no entiendo ni el recorrido
que hace tu imagen en mi cintura
y tus movimientos.

Es tan clemente el tiempo todas horas
conmigo y eso que sigo en silencio
esperando a que aparezca en mi
la sonrisa que tienes en el reino de Inti.

viernes, noviembre 20, 2009

Hoy vienes otra vez

Hoy vienes otra vez,
tal vez,
tú has recorrido en sueños
tu universo corpóreo
y ahora vienes a
discutir con mis versos
otro verso, otro verso.

Ayer estuve describiendo
solo, el universo de esas calles.
Comí el silencio como quien devora
un beso, como quien devora una caricia.

Leí como quien dibuja pompas
risueñas en algún vientre.
E imaginé mis manos en tu labios
como quien se imagina
haciéndote cosquillas en tu vientre.

Ahora vienes tú, esta vez, a
leer, mis veros, tus versos, mis versos.

martes, noviembre 17, 2009

Réquiem, mártires de la UCA

Mártires de la UCA


Se acercó la historia a tu rostro
a tu imagen que sigue en las paredes
de cuantas calles puedas imaginar
y ahora vuestros nombres
suenan con más vida con más ímpetu
clamando justicia
aún cuando vuestros cuerpos yacen
en la capilla de la UCA.


I

El Centinela

Se acercó el centinela de la muerte
para recordarnos que de ellos
depende casi todo lo que en ese paísito
deambule como alguien que busca
solamente vivir.

El centinela se esconde,
siempre ha estado allí, al acecho.
y lo saben todos los que deambulan
ese paisito con casi cuatro metros de anchura.

El centinela dispuso de sicarios
y a altas horas de la noche
de un 16 de Noviembre
irrumpieron en vuestros
sueños, mártires de la UCA,
para asestarle a la vida su impronta
cobardía asesina, el centinela,
ríe en la casa blanca.

El centinela ata a sus sicarios
en algún escritorio lleno de papeles,
el centinela sabe sus nombres,
el centinela sabe quién
dio la orden al disparo
a los disparos que sesgaron la vida
de los ocho mártires de la UCA.

El centinela, algún día pagará
su cobarde diezmo a los
sicarios del ejército salvadoreño.

sábado, noviembre 14, 2009

Tengo en mis manos

Tengo en mis manos un lápiz
ya no escribo como antes,
pero él sigue siendo
una herramienta eficaz
para taladrar en el papel
las palabras que sumergidas en mí
salen y se quedan cual estigma
en mi memoria

Tengo en mi manos un lápiz
dibujo croquis y comarcas sustantivas
de sueños, de amores, de rostros
de caricias, de espermas que se
deshacen al palpitar de una hoguera
que simples y humeantes
me recuerdan el apetito excesivo del amor.

Tengo en mis manos un lápiz
y lapidan con gritos en el papel
las injusticias que lastiman
el recuerdo de que todavía
vivimos en este típico planeta
pequeño y diminuto cuando pienso en tu manos.

Tengo en mis manos un lápiz
seductor, insinuante a tu presencia
mientras tú depositas con tu mirada
el sobresalto de una caricia
mientras mis manos en tu cintura palpitan
creyendo que de verdad
tú me crees a mi, y me buscas a mi
e imagino que mi mano descansa en tu cadera
y andamos esas calles que nos esperan
para que las pisemos y las descubramos
como quien descubre la arquitectura
artificial que nos rodea...

Sé que no es así, aunque el lápiz
a estas alturas de mi vida,
no sabe que seguiré contando con él
mientras el sentimiento me insinúe
que tú
vienes aquí a por mi, a por mis versos
algún día te lo diré todo a la cara,
mientras tanto tengo en mis manos un lápiz
y ese seguirá siendo el palpitar
de mis manos al sonar de tu presencia.


miércoles, noviembre 11, 2009

Versos que podrían ser preguntas.

Se puede ser fiel esta noche,
arrogante contigo mientras me lees.
Acaso no oyes el susurro
de las oropéndolas que se enredan
como cuando nuestras manos
se encuentran.

No crees que deberíamos de vernos
alguna vez en este enjambre de calles
que parecen obviarnos mientras caminamos.
No oyes que mi voz tiembla cuando hablamos
en la mesa del bar que no existe.
No ves que mis manos palpitan cuando
visitan tus ojos a estas letras, que
parecen decir tantas cosas que no dicen nada.

No debería de guardar mi compostura y
dejar que el día de nuestro encuentro
sea como el de todos los días
que sólo ha habido uno
y a pesar de eso parece que andamos
los dos desde hace mucho, las mismas calles.
Calles que parecen seguirnos cuando ya
no estamos sobre ellas,
por eso y por muchas más cosas.
Crees que se puede ser fiel esta noche.

Acaso hay tregua

Afuera la lluvia cae
empapando el tiempo y la estancia
los viandantes, corren,
paraguas en mano, se ocultan
tras la piel cristalina de una lluvia
que no deja de caer.

Hombres que rezan sorteando charcos
mujeres que hablan cantando un charco
el viento azota las ventanas
de las viviendas que tiemblan a su caricia.
Árboles que bailan al son de
una caricia artificial pero honesta.
Ramas que en vez de temblar
revientan al soplo de un viento
que se queda en los ojos cerrados de
un ave a punto de volar, se queja,
dormida como el faisán.

La lluvia cae, el viento habla
con el susurro, que estruendo
en la noche, que se queda
como el frío en nuestras manos
mientras nada parece calmar
la iracunda somnolencia
que tiene el tiempo
¿hay alguien que atisbe
tregua en este otoño?

lunes, noviembre 09, 2009

El misterio de una hoguera.

La estancia de los melancólicos estaba en silencio mientras las lámparas alumbraban el espacio donde se iba a perpetrar el asalto. Un sofá frente a la chimenea esperaba la lumbre de las manos de quien iba a llegar en ese preciso momento. El cuadro en la pared recordaba los años en que el tiempo parecía detenerse en las hiervas de un parque. Él le acariciaba con un beso en la frente. Ella tenía su cara apoyada en el pecho. Mientras el viento del verano acariciaba el cabello de ambos. Detrás del sofá una mesa que acariciaba la librería empotrada en la pared, cargando un sinfín de libro; literatura, poesía, novelas, teología...etc.

Las ventanas recién colmadas con cortinas de un blanco transparente hacían juego con toda la madera de la sala en la espera de quien iba a perpetrar el asalto. Los minutos pasaban y el silencio se oía cada vez más en toda la sala. El viento de vez en cuando hacía su presencia por la rendijas de las puertas y ventanas. Pero el que perpetraría el asalto no llegaba., y la espera se hacía más lúgubre y pertinaz. Ella dormía en la habitación que estaba encima de la sala. Se oyen pasos a lo lejos del silencio que en toda la sala se oye. Tocan la puerta una y dos veces. Vuelven a tocar, y el sonido golpea la chimenea que espera a que le enciendan la lumbre. Ella, arriba, duerme. Abren lentamente la puerta y entra despacio sin hacer el menor ruido posible, la tensión se palpa en toda la casa. Encienden la lumbre de la chimenea, quien ha entrado en la casa realmente busca o quiere algo.

Ella, se levanta. llega a la sala, y en la mesa frente a la chimenea, una taza de café recién hecho. Detrás de ella escondido entre los libros, el silencio y la oscuridad de una noche, la observan. Ella, se sienta y mientras sorbe el café fija su mirada en la foto que cuelga en la pared recordando ese preciso momento, mientras las llamas le calientan la casa y su piel, enciende un cigarrillo y de pronto por atrás una sombra parece acercarse. Ella mueve la cabeza y se pone de pie. Se cepilla los dientes, y otra vez ese silencio, ese silencio y el viento que se oye y que viene de los árboles que rodean la casa...



post data. No, no había nadie. Todo era un sueño. Pero la lectura es así, te atrapa y mientras lees te sumerges en la lectura que, todo lo que lees parece transcurrir... pero en la imaginación de quien escribe y de quien lo lee. Gracias por leer.