lunes, septiembre 27, 2010

Asir el tiempo

Cuán difícil es asir el tiempo
escudriñar las doce campanas
de una noche a solas.
Descifrar en silencio
las cuatro melodías de un unicornio
que ronca en alguna noche extranjera
Me divierto a galope entre la
extrañeza del olvido y las caricias
de un espantapájaros que asoma
sus manos para acariciar mis huestes

jueves, septiembre 23, 2010

¡NO! Nunca más

Él, llegó a la hora de costumbre. Abrió la puerta como todos los días. Fue al dormitorio, se cambio de ropa, y marchó a la cocina. Ella, no estaba en casa. Una nota en la mesa decía: "no aguanto más. Me marcho."... se sentó en la silla, las manos en la cabeza, no podía creer lo que estaba leyendo. Los últimos momentos que estuvo con ella le invaden mientras se coge con fuerza sus cabellos. A la mañana y antes de marchar da un golpe seco su mujer cae en el suelo, son los recuerdos. Ella se cubre la cara con los brazos, un golpe, otro golpe, más golpes, patadas al cuerpo, las piernas, vientre..., mientras su mujer le grita ¡NO! ¡NO Aguanto más, NO!. ese grito suena una y otra vez. La deja tendida en el suelo de la cocina, precisamente ahí donde está sentado, leyendo la nota.



"...la necesidad para todo sistema de dominación de borrar sus propias huellas, la manesia delos orígenes de todo sistema de poder, de la cual forma parte la construcción mísma de mitos fundacionales que son perfectas maniobras de despiste" Victoria Sau.

a veces

a veces sólo quiero verte grande
cerca de mi y con las manos vacías.

a veces sólo quiero verte tierna
sentada frente a mi y con tus labios resecos.

a veces sólo quiero verte lejos
y asumir, la cobardía, de no sentirte cerca.

miércoles, septiembre 22, 2010

versos

un cuento remoto
una melodía que
suena en alguna selva diminuta y altiva.

una canción que suena
una ilusión sencilla
un rostro ajeno a quien acariciar

una simple voz
una rústica casa
de madera que espera silente.

domingo, septiembre 19, 2010

Apareces tú

y de pronto apareces tú, horrorizada,
y quieres que me quede en silencio.
Que no mueva ni un sólo pelo
de mis residuos castaños.
Cómo quieres que me detenga
en esta urdimbre de espantos,
te veo a ti, minúscula ante mis manos,
y me dices que no diga nada, que no haga nada.

Cómo quieres que resucite el tiempo
que perdido yace en la memoria
acorazada de nuestras neuronas.
No ves que si mantengo el silencio,
las horas serán eternas;
los días serán siglos y los siglos
serán casi una eternidad.
Y de pronto apareces tú, horrorizada,
y quieres que guarde silencio.

fábula

Cómo resucitan las manos
de tu dorada espuma
cómo se acicala el tiempo
con tus sombrías sonrisas
con tus átomos que regocijan
el minúsculo silencio
del que no vuelvo nunca.

Cómo simulo mi sonrisa
en este momento
que oportuno parece, pues,
vibran las fauces de
algún león arrepentido
por no haberme devorado
a tiempo en aquella selva
diminuta que nadie conoce.