Que remolinos inventan tus manos
Que palabras urdes con tino
adivino, sí, una detrás de otra
y las atrapo,
como arlequín inesperado
me emociono
y juego con uno de esos remolinos
que rodean mis versos apócrifos,
casi clandestinos y viceversa.
Espero que sepas
que mi viento tiene un hálito
casi exquísito de quimeras.
Que mis luciérnagas ya no quieren ser nocturnas
y vienen a mi, si, buscando
el claro del día que mis ojos perfilan
al contemplar tu figura inerte
desnuda ante mi, insinuándose
y me vuelvo otra vez, el arlequín inesperado.
martes, diciembre 14, 2010
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Echaba de menos tus versos. Lujazo leerte de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo!!!