miércoles, noviembre 02, 2011

Una historia en común

Las serpentinas que caían en la sala
no bastaban para olvidar lo
sucedido hacía un año
en las calles del barrio.

El sol calentaba como de costumbre
y los versos anunciaban la noche anterior
con los hálitos del cielo la tempestad que se aproximaba
Se marchó temprano dio un beso en la frente a su mujer
cogió, por última vez, en los brazos a su hijo
aunque él no lo sabía.
un abrazo, un beso, una caricia
se marchó, cogió el coche
miró por el retrovisor a los dos
que se despedían alsadas las manos

Esa imagen era la que iba a quedar para siempre
mientras cerraba los ojos, y apretaba
los dientes del dolor que le producía la policía
en los calabozos de américa latina.

Siguieron las serpentinas y regalos
cumpleaños feliz y más cantos, palmas...

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