viernes, marzo 16, 2007

Teología de la Liberación



Jon sobrino.

Por una hermenéutica latinoamericana.

La iglesia pretende silenciar – y lo conseguirá - a uno de los principales precursores y defensores de la teología de la liberación en América latina. Jon sobrino, sacerdote jesuita nacionalizado salvadoreño. Reside en el salvador desde finales de los años cincuenta. Fiel defensor de la causa de los pobres, de la justicia social. Por su osadía a enfrentarse a los gobiernos corruptos le han amenazado a muerte cientos de veces. Ha salido ileso de varios atentados.

El 16 de noviembre de 1989 fueron asesinados seis sacerdotes jesuitas, hermanos, compañeros de Jon sobrino. Primero fueron los militares y escuadrones de la muerte quienes en complicidad con los gobiernos burgueses de turno, impuestos éstos por los gringos, los que intentaron silenciarlo. Hoy, y después de haber experimentado, en carne propia, lo que vivieron - viven - los pobres en el salvador. Hoy la iglesia que dice ser heredera de los valores que defiende y actualiza - Jon Sobrino con su cristología primero y con su teología de la liberación después - le manda un aviso de amonestación. Ya lo hizo antes el Cardenal Ratzinger con Leonardo Boff en 1984 y hoy lo hace como Benedicto XVI con Jon Sobrino. Todos sabemos quiénes pueden estar detrás de todas estos retrocesos que se están viviendo en la jerarquía de la iglesia pero esa reflexión que ejercen los teólogos de la liberación permanecerá. Sin embargo, y pensando en los miles de católicos que hay en el país, no somos conscientes de lo añejo que son sus discursos y sus planteamientos en torno a una iglesia que intentó hacer nimias reformas en su interior. Todos esos fieles latinoamericanos que siguen apostando por una reflexión teológica cercana a nuestras realidades y no la que imponen, muchas veces, desde el vaticano.

Con el concilio Vaticano II. Los obispos latinoamericanos reunidos en Medellín contextualizaron las reflexiones y recomendaciones que dio el concilio en Roma. Años antes del Concilio se venía gestando en las mentes de tantos teólogos latinoamericanos lo que Gustavo Gutiérrez dio en llamar a finales de los años sesenta, Teología de la Liberación. Es a este movimiento teológico que la jerarquía quiere silenciar. Porque les recuerdan, con sus reflexiones, dónde está el acento hermenéutico del mensaje actual y los signos de los tiempo, de quien dice la iglesia representar, Jesús de Nazareth, el Galileo.

Todos pensaron y depositaron su esperanza en que los cambios que anunciaban, iban a dar sus frutos, y vaya que si los dieron. En América Latina esos visos de cambios se experimentaron con gran prontitud, los salvadoreños tenemos en nuestro haber miles de mártires que creyeron en los principios básicos de los evangelios, incluyendo a sacerdotes, religios@s, y monseñor Romero.

La teología de la liberación no sólo acompañó con sus reflexiones a miles de campesinos, obreros, a luchar y mantener intacta su fe. Ella fue sin lugar a dudas la que fortaleció, en su momento, a miles de los que creyeron que el reino anunciado por Jesús, puede ser posible hoy, aquí en la tierra y no allá en los cielos donde las estrellas dominan el espacio y el universo. La teología de la liberación parte del mensaje del Jesús histórico para interpelarnos hoy en nuestros días, y actualiza su mensaje evangélico, y eso es lo que no gusta a la jerarquía; los pobres de hoy son los cojos, los ciegos, los endemoniados de la época del Jesús que vivió en palestina hace unos dos mil años.

Actualiza, a quién va dirigido ese mensaje de sororidad y de lucha con una esperanza activa y no pasiva. Actualiza a los epulones con los ricos de este tiempo, interpela al poder, cualquier poder, sea este político, económico, eclesiástico. Y eso es lo que no gusta a la iglesia porque la teología de la liberación pone como preferencia de esa salvación a los pobres de nuestros días. Y a los ricos les dice que solo hay salvación si reparten las riquezas con todos y, viven desde los pobres, la verdadera metanoia que necesitan para ver, en ellos, al cristo crucificado por el poder establecido de su tiempo en el nuestro. Ese es el eje fundamental de la teología los pobres, mientras haya explotación, injusticias, represiones, pobreza, estará también la teología de la liberación, la liberación de todo eso supone que, empieza un nuevo reino de justicia, de igualdad, sororidad, etc. Y por más que la iglesia pretenda silenciar a Jon Sobrino, miles de campesinos, mujeres, indios, negros seguiremos con la reflexión de que solo la liberación nos hará ver que el reino de dios empieza aquí en nuestras sociedades.

3 comentarios:

  1. Anónimo11:34 a. m.

    http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=32494

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  2. Anónimo5:26 p. m.

    Por un error de publicación, este interesante escrito apareció en un principio en la pàgina KAOSENLARED como si el autor fuese yo mismo, cuando en realidad solamente me ocupé de postearlo.

    Lo lamento sinceramente, máxime porque cuando fuí avisado iba ya por las 60 lecturas.

    Ahora este error ya está corregido y figura como autor quien le corresponde.

    Con mis disculpas, felicito sinceramente a txanba payés por esta interesante exposición.

    Mi saludo.

    Pepcastelló

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  3. Enhorabuena. Ha alcanzado 150 lecturas.

    Cierto que es un tema de actualidad, pero está muy bien tratado y bellamente escrito.

    Si desea que le publiquemos más páginas como esta, puede enviarlas a KAOS a mi atención, y me ocupare de postearlas. Ah, y procuraré no olvidarme de desactivar la casilla que me señala como autor.

    Mi cordial saludo.

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