domingo, septiembre 19, 2010

Apareces tú

y de pronto apareces tú, horrorizada,
y quieres que me quede en silencio.
Que no mueva ni un sólo pelo
de mis residuos castaños.
Cómo quieres que me detenga
en esta urdimbre de espantos,
te veo a ti, minúscula ante mis manos,
y me dices que no diga nada, que no haga nada.

Cómo quieres que resucite el tiempo
que perdido yace en la memoria
acorazada de nuestras neuronas.
No ves que si mantengo el silencio,
las horas serán eternas;
los días serán siglos y los siglos
serán casi una eternidad.
Y de pronto apareces tú, horrorizada,
y quieres que guarde silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario