domingo, septiembre 19, 2010

fábula

Cómo resucitan las manos
de tu dorada espuma
cómo se acicala el tiempo
con tus sombrías sonrisas
con tus átomos que regocijan
el minúsculo silencio
del que no vuelvo nunca.

Cómo simulo mi sonrisa
en este momento
que oportuno parece, pues,
vibran las fauces de
algún león arrepentido
por no haberme devorado
a tiempo en aquella selva
diminuta que nadie conoce.

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