miércoles, octubre 25, 2006

la vida, un zoo

Nadie me dijo que el exilio
era cruel con la sonrisa
que los elefantes se hacían
pequeñines en tu mente
que la jirafa era sorda
a mis lamentos residuales.

Nadie me dijo que el exilio
se burlaba de la vida
que el rinoceronte no
usaba bragas de colores
que el hipopótamo era cruel
con sus vecinos cocodrilos.

Nadie me dijo que el caimán,
se comía las canciones de unos niños
Y que era él, el responsable,
de que el avestruz escondiera la memoria.


II

Siembra el árbol la mañana
La naturaleza exhala su rocío
Se arrastra el escarabajo
Bajo la podredumbre
Y nosotros pisando al viento,
Mientras el canto de un colibrí en celo
Acaricia nuestros tímpanos cansinos.

Asfalto, árbol, incienso.
Caricatura de un rascacielos que camina
Ave muerta con motor en cinta
Volando los aires de otro orificio universal
Mientras los animales en tierra
Abriendo trincheras en el dolmen
De otra cacatua que no vuela.

III

Se arropa en el pájaro las plantas
El polen apartando el plomo con su pico
Mientras el estiércol se convierte en
una espera mas de esta vida rutinaria.

Galopan los caballos en la nieve
el desierto despide a los camellos
con la ánforas marchitas del diluvio.
Los mares vuelan sobre peces
que llevan barcos asesinos,
cada río, gota, rocío. nieve, el hielo y el sol
se derriten de la vergüenza humana
en esta tierra que les tocó vivir...

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