La memoria de mis manos
recuerdan los suspiros olvidados
de una ninfa extranjera
que se acercó un día cualquiera
en un invierno cualquira
en un sitio cualquiera
a descifrar la transparencias
que salían de un edificio de cristal.
La memoria de mis manos
os recuerdan a ti, sonriendo
esquiva y a media luz
con tus vestimentas largas
anónimas y extranjeras
en esa ciudad entre butacas
y edificios de un cristal transparente
que mas se parecía a un día cualquiera.
viernes, marzo 11, 2011
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