Hablamos y mucho. Y de varios temas, pero sobre todo, hablamos y hablamos, en ese momento fue lo mas importante. Porque a pesar de todo, cuando hablamos, son solo palabras que nosotros inventamos. Y esas nos acercan o nos alejan, depende el timbre y de los silencios.
¿pero realmente era un ángel o un anciano con voz dulce, que acaramelaba mis ganas de huir? Ese ángel o anciano...

El caimán deambulaba esperando el momento. Pero el ángel hacía de vigía emocional de mis piernas y mis manos. Y justo en el preciso momento eche a correr con miedos en mis pulmones y en mis manos. Que temblaban de amor y no de miedo.
El beso que nos dimos al despedirnos, fue lo suficiente para darme cuenta que el ángel o anciano, solo fue un sueño. Él echo sobre mis manos con su alma cansina un hálito de despidida. Mientras al otro lado del sueño un espantapájaros disfrazado de canciones enemigas - o amigas - me miraba con ahíto hasta reventar. El ángel se fue como llego a esa casa de la esquina de aquella vivienda abandonada. Desde entonces la ortopédica felicidad ronda mis fauces y mi costado izquierdo.
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