miércoles, marzo 21, 2007

las mentiras

Cuando el orador se puso de pie
y dijo cuatro palabras,
los aplausos se volvieron lisonjas,
y cuando terminaron,
los oídos de los dinosaurios
se levantaron y oyeron, otra vez,
las palabras que había repetido,
millones de veces.
Y ahí sigue diciendo
lo mismo desde hace millones de veces.
Se le escucha todos los días
a todas horas y a todas noches.

Cuando el orador se puso de pie
y dijo cuatro palabras,
los aplausos se volvieron lisonjas,
y cuando terminaron,
los oídos de los dinosaurios
ya no tenían espermas....

1 comentario:

  1. Me gusta este poema, me recuerda a uno de Angel Gonzalez, aunque ahora no sabría decir el título, un saludo.

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