Hoy aparece el primer
atisbo de invierno.
Los árboles se quejan
a temprana edad
que la lluvia de otoño
ha llegado sin pedir permiso,
miles de hojas
han depositado su muerte
en el asfalto de este Bilbao.
Hoy a estas horas de la noche
no sé que tiempo hace
en el reino de lo Incas
sólo sé que aquí
llueve, empieza el frío
y necesito el abrigo
no tus palabras, sé
que no tendré ni un pequeño
manuscrito anónimo de tus manos.
Hoy sé que el verano y el sol
son asuntos míos,
y que el otoño y el invierno
son amistades prestadas
en el exilio del nunca acabar.
Hoy sé que el tiempo es cruel
con los Incas y conmigo.
Sigues sin aparecer en este laberinto
llamado silencio.
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A esta hora de la noche vengo de regar las plantas en el balcón, es la única forma de no mojar a los viandantes... También muchas hojas se habían caido, esta semana se anunció el otoño. Pero la vida siempre se renueva. El frío en el alma es más dificil sacudirlo pero también se puede. Copiemos de la naturaleza; entre nubarrones puede asomarse un rayito de sol.
ResponderEliminarFíjate todo lo que me hiciste pensar después de leer tu hermoso poema.
Deseo inmensamente que acabe tu exilio, que el tiempo olvide su crueldad y que tu laberinto se vea transitado por quien tanto añoras...
ResponderEliminarabrazos