martes, septiembre 29, 2009

Sortilegio contra a ti

Bajo la espuma
azul que tiene el ágora
me siento a titubear con tu nombre
aparecen luego las lunas
que nos vio hace unas semanas
en aquél cuartucho
el que tenía dos hojas de laurel como tejado.


I

Bajo las estrellas que palpitan
en la oscuridad lejana sobre tu rostro
no dejo de ver la claridad
de la luna en tus ojos.
No estas conmigo, sí, estas pero no conmigo.
Ayer te tome de la mano
y no estabas, soñé despierto bajo
tu cadera exquisita y tu pelo al viento.

II

Las estrellas que vimos cuando nos acurrucamos
para recoger luciérnagas en el césped
se han convertido en cómplices a mi hastío.
Te veo esta vez, más tierna, más dulce,
no sé si te lo dije pero desde entonces
eso es lo que veo, ternura...

III

He pensado que puede ser por el encuentro
con los seres diminutos que pueblan
las calles que pisas en este momento
lejos y de la ausencia de estas nieves,
de estas hojas, de estas estrellas,
que supongo serán las mismas
en el reino de los seres diminutos que te rodean.


IV

Bajo el estigma necesario del recuerdo
supongo que vale la pena
escribirte por lo menos estas palabras
sabiendo que ahora sí, que estas bella como siempre.
me evitaras a toda costa
de eso soy consciente, todos a estas alturas
le tenemos miedo al encuentro de dos seres.
No podrás evitar, eso sí,
a que diga mis palabras
en las esquinas de este metro
que no tiene salida.
¡Ja, ja, ja! - Sí. Tú ríe. Ríe
que la risa también es necesaria a
pesar de que a veces y en especial
en este poema, no tiene sentido.


V

No digo tu nombre,
no es necesario romper los cristales
que cubren las venas de américa latina
palpita mi corazón con el ritmo acelerado
de tus manos, lo sientes, estas aquí
tocando el costado izquierdo de mi corazón.
Palpitan las estrellas, las ves, sí, esas sí.
palpitan las luciérnagas su luz, las ves, sí, esas sí.

VI

No ves ni siquiera el ágora asesina
de mis venas que me corroen,
por no saber ni siquiera la edad que tienes
me duele el alma, el tiempo y hasta el silencio
de esta tarde que se aproxima
a decirme que no estas y que si estas,
es porque tienes a tu lado
a las estrellas que ves,
a las luciérnagas que ves
porque no sientes el latir
de mi pecho en tus manos
porque no estas aquí en estas calles,
en estos árboles y en estas lentas noches
que se acercan a mi efugio
del que no saldré jamás...


VII

¡Ja, ja, ja! ahora soy yo quien ríe
pero no de ti, me río de mi mismo,
espero que lo entiendas, aquí
y a estas alturas de este poema,
la risa, mi risa. SÍ tiene sentido.

3 comentarios:

  1. Quizás no salgas por que te guste estar asi, no?

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  2. las luciérnagas cómplices que te hacen ver la ternura me dejan sentir que la vida es como queremos que sea y hacen que la risa sea una llave para la vida misma...
    tu risa, amplia y rebosante de brillo...
    esa risa con y sin-sentido...
    esa risa es la risa que me hace sentir que estás vivo, y por eso te doy gracias, por tu risa, por tus palabras, por tus estrellas y por la luna de tus ojos...

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  3. ¡qué belleza!...
    a veces sólo nuestra risa nos demuestra que seguimos vivos. Es lo único cierto que nos queda ¿a quién importa de qué nos reímos?
    un abrazo

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