Tengo el dorso hundido
en el anden de mi cama
deambulo dormido
con mi cuerpo inerte
en este colchón
que pegado a mi abdomen
acaricia mi silueta.
Cuando me largo a andar
en estos sueños profundos
deposito en él
toda la confianza posible
y atisbo
antes de meter en ella mi costillas
el sentimiento humano
de un descanso
cuando mi cerebro
ya no es capaz
de simular el raciocinio.
domingo, julio 18, 2010
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estoy visitando tu blog es maravilloso , un placer para leer.
ResponderEliminarun saludo.
la cama a veces, nos adueña, nos duerme, nos hace soñar, nos desvela, esconde secretos, qué curioso componer un verso a la cama
ResponderEliminarun abrazo Txanba
Ójala yo pudiera hundir mis costillas en la cama y dormir como un bebe. pero Morfeo, creo, se enfadó conmigo.
ResponderEliminarBesos mil!!