En el parque de un Barrio había un jardín... justo en el pórtico de la entrada, un anciano que llegaba religiosamente, todos los días, a la siete de la mañana. Desde hacía tiempo, había llamado mi atención algo que sucedía a unos 70 metros de donde yo estaba... las rosas que vendía en cierta época del año, eran distintas. Cuando quien le compraba, las tomaba en sus manos, y se marchaba, las rosas en el camino cambiaban de color.
Lo curioso de todo esto es que nadie se daba cuenta de ello, yo me enteré porque un niño me lo dijo. Mi kiosco de revista está justo en la esquina opuesta del pórtico. Pero ¿porque nadie se da cuenta?. Esa era mi pregunta siempre que veía tal misterio. Y el anciano ¿sabe que cambian las flores de color al intercambiarlas por dinero? No contuve mi curiosidad y me decidí a preguntarle. El anciano me miró y dijo - ¡ah! usted también lo ha notado -. Agachó la cabeza y siguió contando las monedas que tenía en sus manos.
Interesante, muy interesante.
ResponderEliminarVaya reflexión.
Me ha dejado así como el final pasmada.
Un placer conocerte!
Besos!
jj, gracias. ya sabes que a veces las evidencias son tan ciertas que no las vemos. salud2
ResponderEliminarMe gustó tu historia, de hecho me gustan las historias que envuelven ternura, mistério y muchos sentimientos más, de esos que todos tenemos y desaprovechamos en muchos momentos, o mejor sicho...no sabemos aprovechar.
ResponderEliminarSimpre me gustó escuchar vivencias de mayores, que son los que realmente, nos pueden enseñar algo interesante.
Gracias por tus visitas, siempre serás bien recibido.
Besos acompañados de rosas bellas.
** MARÍA **
maría: mucha ternura tienen las historias de los abuelos. muchas veces, o mejor dicho, casi ya no se escuchan.
ResponderEliminarY quien puede no darse cuenta de k cambia de color una flor?
ResponderEliminarlo exreaño sera no verlo...
un besazo...preciosa historia..
:-)
O_O ¡¡Dios!! No solo me dejabas eclipsada con tus poemas que ahora también lo haces con esta historia...
ResponderEliminar¿Hay algo que mo hagas bien?
Besotes cielo
fire, casi siempre están ahi y no los vemos.
ResponderEliminarbesos.
patri, sabes que lo intento. gracias.
ResponderEliminarbesos.
La sorpresa y ansiedad del alma joven, y la contemplacion mansa del alma sabia, que nos enseña a pescar.
ResponderEliminarQue sera lo esencial que es invisible....
Gracias por visitarme, abrazo.
¡Hola Txamba! Me encantó tu historia, creo que me pasaré a menudo por tu casita a partir de ahora,. Un beso y gracias por el comentario... Es verdad, maldita cabeza...
ResponderEliminarPequeños milagros que se nos escapan de los ojos...
ResponderEliminarBesos
A lo mejor es que las flores solo pueden ser dadas o robadas, nunca vendidas, y que el color del dinero les hace perder el propio. Quién sabe...
ResponderEliminarpreciosa historia, Txanba. Besos.
¡Qué bonito!. El dinero puede cambiar casi todo, hasta el color de las rosas.
ResponderEliminarEso sí que es una buena paradoja pragmática, "véndeme una rosa" pero el vendedor solo vende mercancía, así que mal puede entregar una rosa, un beso, un abrazo; un beso sólo es un beso cuando se besa y no cuando se vende; así que no me extraña que las rosas cambiaran de color.
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