viernes, junio 29, 2007

¡Oh! infancia


¡Oh! infancia que apareces
de vez en cuando en mi memoria
si no hubiese andado descalzo por el cielo
imagino que hoy no tendría sandalias
para soportar este exilio que me quema los pies.

¡Oh! infancia que recorres mis silencios
si no hubiese soportado el hambre
hoy estaría con el sobrepeso en los talones
ni jugaría con los ojos abiertos a la ternura
ni descifraría el cansancio que anda por mi cuerpo.

¡Oh! infancia que apareces
diminuta en mis costillas
si no hubiese aprendido a leer
no hubiese vagado por montañas,
veredas, meandros, selvas, guerrilla, riachuelos.

¡Oh! infancia que revives en mis sueños
si no hubiese recorrido desnudo
o desnudo medio por las calles descalzas
hoy no tendría las cicatrices
que guardo en mis brazos y en mis piernas.

¡Oh! infancia solidaria y mal mugrienta
si no hubiese arrancado mi madre sus abrazos
ahora no estaría viviendo en el exilio
con todos mi cristales rotos y
vagando por el mundo sin que nadie reconozca
ni el más breve paisaje de mi cara.

¡Oh! infancia si te digo que llorar aquí tu lejanía
es como acariciar los rostros que andan por mi cara
dibujando caricias que se fueron,
hoy, tendré que hacerlo con las manos vacías
y la tortura que guarda mi memoria
esa que se la lleven los gringos asesinos-mata-sueños.

5 comentarios:

  1. Que lejos quedarón esos días en que todo era mucho más sencillo... pero que proveídos de amor hemos de haber abastecido al corazón, para soportar este exilio que mencionas...

    Gracias como siempre por tus bellos comentarios en mi blog..
    Un beso!

    ResponderEliminar
  2. Anónimo4:42 a. m.

    te mando un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Como siempre un texto precioso. ^_^

    Pásate por mi blog que te he dejado un regalito.

    ¡Ah! Y si quieres puedes hacer el meme sin problemas, sabes que yo estaría encantada de leerte.

    Besotesssssssssssssss

    ResponderEliminar
  4. Pues solo puedo decirte que me he emocionado muchísimo leyendo este bellísimo poema, Txanba.. Nunca he vivido un exilio y jamás podré comprenderte plenamente, pero al menos sí acercarme a lo que sientes. Para eso no me falta empatía. Un abrazo enorme, de los de verdad, cuyo calor puedas sentir.

    Y una cosa más: puede que no se reconozca ni el más breve paisaje en tu rostro, pero sí en tu alma y en las palabras que brotan de ella. Y de forma muy nítida...

    ResponderEliminar
  5. Anónimo6:49 p. m.

    Sabes que Txamba? Cuando uno sufre el exilio, recuerda siempre su infancia, esos momentos magicos en que fue feliz, vuelve siempre a ellos, porque siempre queremos retornar al lugar donde hemos sido felices...

    ResponderEliminar